Blog / Revistas / 18 enero, 2018

Aceptar a los demás tal como son

El hogar debe ser el sitio donde los hijos sienten que pertenecen y que pueden ser fieles a sí mismos. En tal sentido, el presidente Ikeda explica que ser buenos padres comienza por reconocer y aceptar a los hijos tal como son.

Muchos niños hoy, sienten que pertenecen a ningún lugar, y que no hay ningún sitio donde puedan sentirse totalmente aceptados. Esto puede deberse a que muchas familias han adoptado la escala de valores de las empresas o de los colegios, y miden o evalúan siempre a sus hijos con criterios externos de rendimiento o de excelencia.

Los hijos sienten que cuanto más tratan de complacer a sus padres, más presiones reciben de ellos. Cuando preguntan por qué estos depositan expectativas tan desmesuradas en su desempeño, los padres responden: “Es por tu propio bien”, “Espero tanto de ti porque te quiero”. Esto puede llevar a los hijos a creer que no valen lo suficiente o a deprimirse cuando no responden a lo que anhelan sus padres. Estos sentimientos de menosprecio o incluso de denigración hacia sí mismos, a veces se acumulan y causan a los jóvenes un enorme sufrimiento.

Quizá la causa de la frustración o el enojo de los hijos sea esta visión árida y dura de la vida que presentan los padres, cuando la única forma que tienen para expresar amor a los hijos es decirles que estudien más.

El primer paso es reconocer, aceptar y abrazar a los hijos tal como ellos son. No les impongan la imagen idealizada de lo que ustedes consideran un hijo perfecto. Asegúrense de que ellos se sientan queridos por lo que son, no porque su conducta sea buena o porque sus calificaciones sean altas. Denles todo el amor que necesitan, y hagan lo que hagan, asegúrenles que ustedes serán siempre sus aliados y sus mejores amigos.

Esa es la forma de enseñar a los hijos a amarse a sí mismos. Y los hijos que se aman a sí mismos pueden crecer y desarrollarse en forma autónoma.

Si los hijos pueden aprender a pensar por sí solos, a cuestionar por qué hacen las cosas, y a motivarse para contribuir a la felicidad y al bienestar de los demás, no habrá nada que pueda detenerlos. Y es más probable que esto ocurra si los padres son capaces de mostrarles esto con su propio ejemplo, con su conducta y sus acciones.

(Orientación del Presidente Ikeda, extraída de la serie de diálogos “De cara al futuro: Diálogos con líderes de distintos ámbitos de la sociedad”, publicado en japonés en el Daibyakurenge de marzo de 2000).

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