Blog / Puente De Paz / 28 junio, 2018

Dentro de cada niño existe un excelente adulto

Hay diversas opiniones encontradas sobre cómo tratar a los niños, la verdad es que no creemos que se pueda ser del todo objetivo, pero según parece la balanza se inclina más hacia el lado de que es mejor tratar a los niños como adultos. Veamos las razones por las que deberías hacerlo.

En la mayor parte de los casos los adultos les imparten órdenes a los niños y no se les considera para que puedan elegir en base a las opciones disponibles. No representan decisiones significativas que puedan dar como resultado algo serio en sus vidas, sino de hecho tan simples como por ejemplo, permitirles qué ropa quieren usar de entre las más diversas opciones distintas, o qué les gustaría comer o a qué lugares quieren ir el fin de semana.

En muchos hogares son papá y mamá quienes toman totalmente todas las decisiones, algo que sin percatarnos pueden expandirse al pasar de los años ocasionando que los niños pierdan libertad, tengan débil carácter y sean profundamente influenciados por otros.

Por otra parte, colocándonos en el lugar de los niños, realmente debe ser muy frustrante querer algo y que les digan que no, y además no tener modo alguno de conseguirlo por su cuenta, o que nunca los tengan en cuenta para decidir algo. Así es fácil sentirse ignorado.

La mayoría de los estudiosos en la materia recomiendan que debe tratárseles como adultos en el sentido de dejar que aprendan por sí mismos; si siempre estamos ahí para sostenerlos, no hay forma posible de que puedan experimentar cuando algo duele o por qué no deberían hacer determinadas cosas. Naturalmente siempre estamos hablando de cosas lógicas que no significan un serio peligro para ellos.

El presidente de la SGI dice: “(…) lo importante es que respeten a cada niño como a un individuo adulto, como a una persona dotada de plenos derechos, Jamás deberíamos tratarlos a la ligera o con aire condescendiente sólo por su corta edad, ni pensar “ellos no entienden estas cosas” o “con esto, que se conformen”.
Dentro de cada niño existe un excelente adulto. Es importante que, al hablarles, nos dirijamos a ese adulto. Esto conducirá a desarrollar la personalidad del niño o niña. Al mismo tiempo, las personas que tratan a los pequeños de un modo adulto también crecen y se desarrollan”.1

Explicarles las cosas cortésmente

Cuando hay que reprender a los hijos, algunos padres utilizan amenazas tales como: “Si haces eso, vendrá un policía y te llevará preso”, o “¡Ese señor se va a poner bravo contigo…Te va a regañar. Sin embargo, cuando un niño está sometido repetidamente a esta clase de amenazas, es posible que acabe pensando que no puede equivocarse nunca, pues si no algo fatal le ocurrirá, se lo llevarán o lo regañarán.

El presidente Ikeda indica: “(…) cuando un niño va con su madre o padre al Centro Cultural y se le dice: “Si no te quedas callado el joven del Grupo Sokahan te regañará”, o “La señorita del Grupo Byakuren se enojará contigo”, lo único que se consigue es que el pequeño o la pequeña comience a alimentar rechazo hacia los miembros de estos grupos y, tal vez, hacia la mismísima SGI. La impresión que recoge el niño es que esas personas oprimen su libertad.

Esta no es la mejor forma de enfocar el asunto. En mi opinión, es mucho más productivo sentarse y explicarle al niño por qué uno quiere que se comporte de determinada forma. Por ejemplo, se le podría decir: “Nuestro Centro Cultural es un lugar para todos los miembros. Si haces mucho ruido, cuando es importante que esté en silencio, molestarás a todos. En cambio, cuando puedes pensar en los demás, demuestras ser un niño bueno”.

Sin embargo, ¡a veces, cuando por fin uno llega al Centro Cultural, los chicos no hacen nada de lo que uno le dijo! Sin embargo, por favor, confíen en que sus palabras llegaron al corazón del pequeño. Este esfuerzo de explicarles las cosas a los hijos parece insignificante e invisible, pero con el transcurso de los años se verá una gran diferencia”.2
Es sumamente importante que, cuando los responsables de la organización visiten los hogares de los miembros, demuestren respeto a cada uno de los niños que haya en la familia. Por supuesto, no hace falta decir que siempre hay que ser amable con todos los integrantes presentes en el hogar. Pero, especialmente en el caso de las criaturas pequeñas, a veces uno pasa por alto su presencia. Pero, hasta el chiquillo de menor edad nos observa con la mayor atención. A partir de nosotros, el niño construye su propio juicio sobre la fe y la SGI.

El presidente Ikeda explica: “Los pequeños poseen una capacidad de percepción mucho más aguda de lo que solemos imaginar los adultos. Por ejemplo, observan cuando alguno de sus padres recibe orientación de un responsable. Según su tono de voz y el lenguaje, deduce si está amonestando u hostigando a sus padres. Por eso, por favor, los líderes deben ser corteses y amables en su interacción con los demás. Esto no sólo se aplica a la orientación brindada en las visitas hogareñas, sino a la conducta de los responsables durante las reuniones y en su contacto con los miembros fuera de la organización”.3

Forjemos con mente amplia y abierta a los niños que asumirán el futuro de toda la humanidad, mostrándoles la mayor consideración en todos los aspectos.

1. Daisaku Ikeda, “Discurso pronunciado, en una reunión de máximos responsables de la Soka Gakkai de Tailandia. Bangkok, 5 de febrero de 1994.
2. Ibd.
3. Ibd.

X