IMPACTO DE LAS REDES SOCIALES EN NUESTRAS VIDAS
Dra. Maritza Mosquera de Sumich
Catedrática Universitaria. Presidenta de la Confederación Interamericana de Relaciones Públicas (CONFIARP). Presidenta Honoraria de la Asociación de Profesionales de Relaciones Públicas de Panamá (APREPPA).
Muchas son las interrogantes que surgen respecto a que si las redes sociales están transformando el mundo o no. La respuesta es sí, lo están logrando, nunca se había visto tanto poder individual y colaborativo, distribuido en grupos, como al que asistimos en la era de la revolución tecnológica. En términos generales, tenemos la capacidad de ser arquitectos con la tecnología, en un abrir y cerrar de ojos.
El Dr. Daisaku Ikeda, presidente de la Soka Gakkai Internacional en una entrevista realizada en el año 2003 señaló que, “en una época en que la tecnología de las comunicaciones se está desarrollando a toda velocidad, la gente de hecho, se está refugiando cada vez más dentro de sí misma y apartándose de los demás”1. De igual forma manifestó que, no se puede negar que el desarrollo de la Internet, del correo electrónico y otros avances tecnológicos similares, ha hecho posible la comunicación global instantánea, que supera todas las fronteras nacionales”.
La tecnología en sí misma, no es buena ni mala, depende del uso que le demos; a través de ella generamos empatía o antipatía, en realidad dependerá de con qué intención la utilicemos. Si convertimos a la tecnología en el epicentro de nuestras vidas, allí estaremos creando una situación de dependencia y vulnerabilidad que amenazará nuestra verdadera comunicación con quienes nos rodean. Recordemos que la filosofía budista nos alienta siempre a utilizar el camino del medio. Todas las actividades que realizamos son prioritarias y nos enriquecerán en la medida que utilicemos la sabiduría inherente a nuestra propia vida.
Para el Dr. Ikeda, cuando dependemos de medios unilaterales, como la radio, la televisión o las imágenes y palabras estáticas que aparecen en la pantalla de una computadora, más tenemos que acordarnos de atesorar el sonido de la voz humana “viva”, la sencilla pero preciosa interacción de una voz con otra, de una persona con otra, en definitiva, el intercambio de vida a vida.
La realidad virtual puede resultar muy atractiva y remontarnos a situaciones ideales que pueden gratificarnos en un momento determinado. Pero cuidado; conlleva riesgos muy reales para nuestra salud mental y, por consecuencia, física y emocional. Creamos un mundo mágico, del cual nos cuesta desenganchar y que en la mayoría de los casos, contrasta con el mundo en que vivimos y nos movemos cotidianamente.
Debemos comprender y alertarnos que, el aceleramiento casi imparable de la revolución tecnológica, también ha creado fenómenos muy preocupantes, en estos momentos, tal es el caso de la posverdad, la mentira emotiva, y la poscensura, esta última; identificada por Juan Soto Ivars y definida como un producto de nuestro tiempo, que surge de la alineación de las redes sociales, la crisis de credibilidad de la prensa y una combinación de corrección política y conflicto cultural.
Una de las causas de esta riesgosa poscensura, es la crisis de credibilidad que existe en el conjunto de publicaciones periódicas que tienen como objetivo, informar sobre los más diversos temas de actualidad e interés público; llamada prensa. Resulta ser que, esta falta de credibilidad se debe muchas veces, al desconocimiento sobre los públicos que consumen estos medios, es decir, se pierde de vista, para quién se escribe, qué se escribe, y se concentran en el valor económico, producto de las ventas.
Este público necesita ser reconocido, recompensado y tomado en cuenta, pero está invisibilizado, generando una bifurcación de intereses que a la larga, origina la falta de credibilidad que señalamos. Sin embargo, una buena utilización de los mismos, puede fortalecer los vínculos entre los seres humanos lo que resultaría de provecho para minimizar los efectos de la desconfianza en algunos mensajes de la prensa.
En la entrevista el presidente Ikeda, recordaba las palabras del profesor Majid Tehranian, un estudioso de la paz originario de Irán con quien sostuvo un diálogo: “Vivimos en un mundo de canales de comunicación cada vez más numerosos, sin embargo, estamos profundamente sedientos de diálogo”.
¿Cómo podemos utilizar adecuadamente estas redes sociales para cuidar nuestra identidad, propiciar un diálogo sincero, respetuoso y enfrentar esa poscensura, caracterizada por las “fake news” o noticias falsas? Algunos consejos nuestros y otros, presentados por la Junta de Andalucía son:
- Leer libros y diarios con mayor frecuencia para cotejar la realidad.
- Propiciar más encuentros cara a cara con tus amigos, compañeros
y colegas para fortalecer vínculos y generar debates de opinión.
- Considerar la posibilidad de restringir el acceso a tu perfil.
- Elegir un “nick” o apodo, en lugar de mostrar tu auténtico nombre.
- Seleccionar con cuidado qué información privada quieres mostrar.
- Decidir cuidadosamente cada foto que publiques en la red.
- Cuidar tu identidad digital.
- Tener precaución a la hora de reunirte con alguien que has conocido en la red.
- Hacer actividades en red en compañía de tu familia.
- Denunciar cualquier abuso que sufras durante tu interacción en la red.
- Asesorarte por alguien experto.2
Definitivamente el diálogo es, y será siempre, la base de una convivencia pacífica, ya que en una verdadera conversación entre personas, los interlocutores pueden hacer preguntas o mostrar su desacuerdo, aclarar sus ideas y propiciar debates constructivos. Dialogar no significa únicamente intercambiar información; es un proceso por el cual aprendemos, nos abrimos al otro, exploramos juntos toda clase de temas y logramos una mayor apreciación y entendimiento mutuo.
Fuentes.
(1) Tumpej Jasmina Una (2003). Entrevista a Daisaku Ikeda. Revista literaria EMZIN de Eslovenia. https://www.daisakuikeda.org/es/entrevista-con-daisaku-ikeda-presidente-de-la-soka-gakkai-internacional.html