¿Qué es la revolución humana?
La revolución humana consiste en abrir bien los ojos y mirar más allá de las preocupaciones inmediatas, esforzarse y dedicar las propias acciones a algo más elevado, más amplio y superior.
Las circunstancias en que uno sufre intensamente, los momentos en que uno no sabe qué hacer o hacia dónde dirigirse, son oportunidades valiosas para dar grandes pasos adelante en la propia revolución humana.
Si tienden a desalentarse con facilidad, cada vez que esto les ocurra renueven su determinación. La gente que decide ver los problemas como oportunidades y sigue esforzándose, arremetiendo contra las dificultades sin perder el optimismo, sin falta triunfará en su revolución humana.
La revolución humana es una revolución en las acciones, en la conducta. Significa adoptar voluntariamente una forma de actuar basada en el amor compasivo, y elegir acciones que trasciendan el ciclo de los seis estados bajos y den lugar a los estados de bodhisattva y de Budeidad.
Los indicadores de la revolución humana
- El primero es la salud. Brindemos pruebas claras de fe teniendo una vida sana. Naturalmente, todos tenemos nuestro karma, pero en sentido general, no podemos dar lo mejor si nuestra salud es frágil. Está claro que somos seres físicos, y hay ocasiones en las cuales el cuerpo se enferma. Pero siempre debemos orar seriamente por la salud y tratar de alinear nuestra vida con el ritmo profundo y fundamental del universo. Sin esa oración y sin acciones sabias para tener una vida equilibrada y sana, no puede decirse que estemos practicando correctamente.
- El segundo es la juventud espiritual. Ser jóvenes de espíritu toda la vida es señal de revolución humana. Para no perder la juventud espiritual, debemos esforzarnos en la práctica budista de manera enérgica y seguir desarrollándonos y mejorando sin pausa.
- El tercero es la buena fortuna. Cuando continuamos entonando Nam-miojo-rengue-kio, dedicándonos al kosen-rufu y triunfando como budistas, tanto nuestra vida personal como la de nuestra familia se adornan de buena fortuna. En la turbulenta sociedad de hoy, esta buena fortuna nos protege y nos brinda una dinámica prosperidad.
- El cuarto es la sabiduría. Para perfeccionarnos como seres humanos y poder conducir sabiamente asuntos de la sociedad, debemos cultivar nuestra sabiduría y nuestra capacidad intelectual. La negligencia en este sentido también conduce a la derrota en la sociedad.
- En quinto lugar, es la pasión. Los genuinos practicantes del budismo Nichiren viven con el apasionado compromiso con el kosen-rufu, y esto es lo que revitaliza su vida. Aunque tengamos toda la inteligencia del mundo, sin pasión somos como muertos en vida. La pasión es, además, un requisito de la felicidad. Mayormente, que seamos felices o infelices depende de nuestro grado de pasión.
- En sexto lugar, la convicción. La revolución humana es un brillante reflejo de nuestras firmes creencias. Sin convicciones sólidas y sin una filosofía de vida que oriente nuestros actos, somos como un navío sin brújula. Cuando uno no sabe qué dirección tomar, puede perder el rumbo bajo los impactos de los vientos del karma o terminar naufragando.
- El séptimo y último es la victoria. El budismo es una lucha por establecer la victoria. La revolución humana se logra conquistando un triunfo tras otro. De modo que una vida de revolución humana es una existencia triunfal. Todo involucra una contienda, tanto en la vida como en el kosen-rufu. Vencer es la forma de dar prueba de justicia y de verdad.
Referencia: La sabiduría para ser felices y crear la paz, capítulo La revolución humana.