Blog / Puente De Paz / 1 abril, 2016

Seis componentes de la felicidad

¿Cómo encarar la vida? ¿Cómo podemos ser felices? Son preguntas fundamentales, que el ser humano viene haciéndose desde siempre y seguirá planteándose eternamente. Las enseñanzas de Nichiren Daishonin y la fe en la Ley Mística proveen respuestas esenciales a estas interrogantes.

 

El primer componente es la satisfacción interior. Las personas felices son las que, cada día, experimentan una sensación de satisfacción derivada del sentido de propósito y de la conciencia de la labor cumplida. Quienes sienten esta gratificación interior, aunque vivan llenos de ocupaciones y de actividades, son mucho más felices que los que tienen mucho tiempo libre en sus manos pero están vacíos por dentro.

 

El segundo es tener una profunda filosofía de vida. Hacer gongyo y daimoku ante el Gohonzon representa el amanecer, el alba de un nuevo día en nuestra vida. Cada uno de ustedes se está esforzando por dar lo mejor de sí en cada ámbito de sus actividades, dedicando su tiempo libre a trabajar por el budismo, por el kosen-rufu, por la felicidad de sus semejantes y de la sociedad. No hay una conducta más noble ni una filosofía de vida más valiosa.

 

El tercer elemento de la felicidad es tener convicción. En la época actual, a la gente le cuesta distinguir lo correcto de lo incorrecto, y el bien, del mal. Lo importante es mantener valientemente nuestras convicciones pase lo que pase, tal como nos enseña el Daishonin. Los que poseen esta confianza inamovible podrán ser felices, sin excepción.

 

El cuarto componente de la felicidad es vivir con júbilo vibrante. Quienes siempre viven con entusiasmo, vivacidad y actitud positiva, inspiran y dan esperanza a los demás. Es importante aprender a ver las cosas y las situaciones bajo una luz positiva. La fe y las enseñanzas del budismo nos permiten forjar este tipo de enfoque hacia la vida. Llegar a tener una personalidad así constituye un capital mucho más valioso que cualquier otro tesoro material en la vida.

 

El quinto componente de la felicidad es la valentía. Las personas valientes pueden superar cualquier obstáculo. Por otro lado, los cobardes nunca llegan a descubrir las alegrías más intensas y esenciales que nos depara la vida.

 

El sexto y último componente de la dicha genuina es la tolerancia. La gente se siente cómoda y a gusto en compañía de personas amplias y tolerantes. Quienes poseen un corazón bondadoso y amplio como el océano viven felices y hacen felices a los demás.

 

Estos seis aspectos están comprendidos en la palabra “fe”. Una existencia basada en la Ley Mística es, por lo tanto, una vida de felicidad insuperable.

 

El Daishonin escribe: “Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías”.  Espero que todos se permitan experimentar íntimamente el significado de estas palabras y demuestren esa alegría de manera tangible en su vida personal.


De un discurso pronunciado en la 21a reunión general de la SGI, realizada en el Centro Cultural y Natural de Florida, EE.UU., el 23 de junio de 1996.

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